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Puedes vivir durante años en un paÃs extranjero y aún asà nunca sentirte completamente en casa. Y cuando vuelves a casa, tampoco es un trato hecho. De hecho, no siempre es fácil orientarse y sentir que perteneces al paÃs en el que creciste ¿Ir al extranjero significa que nunca dejarás de luchar con tu sentido de pertenencia? ½ûÂþÌìÌà intenta responder esta pregunta.
Jonathan es lo que podrÃamos llamar un "expatriado en serie": el joven no ha vivido en el mismo paÃs durante más de seis años desde que nació. Entonces, cuando le preguntas sobre su "hogar", puede ser difÃcil para él responder. "De hecho, nunca me siento completamente en casa, me siento permanentemente como un invitado. Trato de acostumbrarme lo más rápido posible a la comida y las costumbres del paÃs, pero aparte de eso, realmente no me siento como en casa . Nunca planeo quedarme demasiado tiempo, asà que trato de aprender todo lo que puedo, pero nunca me integro completamente ". El joven de origen haitiano actualmente vive en Inglaterra.Â
La psicóloga clÃnica especializada en interculturalidad, integración a la vida en un paÃs diferente, Chani Sabatier, explica que el grado de integración o asimilación a un paÃs depende de varios factores, como las razones por las cuales una persona deja su paÃs de origen y las circunstancias que rodearon su partida. Por ejemplo, la medida en que uno invertirá en su paÃs de acogida será diferente dependiendo de si uno tiene un contrato de trabajo a plazo fijo, o va de mochilero o si alguien decide establecerse permanentemente en un paÃs en el que se siente bien. ‘'La clave que ha facilitado mi integración es saber a dónde iba. Vine a Quebec porque la vida en general me parecÃa más atractiva aquà que en Francia", explica Alejandro *, un joven español que habÃa vivido 20 años en Francia antes de mudarse a Quebec.
Una vez extranjero, siempre extranjero
Incluso cuando te has integrado en tu paÃs de acogida, puede ser difÃcil deshacerse de la sensación de ser extranjero. Isabelle, una expatriada francesa desde hace mucho tiempo en los Estados Unidos, ha experimentado esto. En su blog, FromSide2Side, explica que todavÃa se siente un poco fuera de lugar en su paÃs anfitrión, a pesar de que se ha convertido en ciudadana estadounidense y ha desarrollado sus pequeños hábitos en Kansas, donde vive.
"Los años han pasado y, aunque me siento un poco en casa, he encontrado mi orientación, tengo amigos ... Me doy cuenta de que esta sensación de estar en casa fue algo artificial. Nos hemos convertido en estadounidenses, pero eso no significa que hemos hecho de este paÃs nuestro hogar en su propio derecho. Hay cosas aleatorias que a veces hacen que te des cuenta de que en realidad no estás en casa “, dice Isabelle, que escribió un artÃculo sobre este tema en el año 2018 titulado ‘la construcción de una casa cuando vives en el extranjero'.
"El paÃs de acogida rara vez se convierte en el paÃs de origen, como lo demuestran todos los expatriados que sigo. Siempre hay una especie de lealtad con respecto a la identidad y la cultura de uno, porque a menudo su familia se queda en Francia y porque a pesar de todo, a pesar de todos los intentos de integración, siempre es difÃcil ver por encima de estos lazos particulares ", confirma Chani Sabatier.
Sin receta mágica para la integración
El paÃs al que uno va, pero también la personalidad de la persona que se instala en el extranjero, juegan un papel importante en el proceso de integración y asimilación. No existe una receta mágica sobre cómo integrarse adecuadamente, pero según Chani Sabatier, uno definitivamente tendrá más éxito si construyen una red sólida de amigos y tienen un trabajo que aman. Su lado al construir una red de amigos y tener una actividad profesional.
También se pueden practicar actividades que se suelen practicar en tu paÃs de origen, como las actividades de ocio que solÃas practicar en tu paÃs de origen. Chani Sabatier también cree que debemos saber cómo aprovechar lo que el paÃs anfitrión puede traernos en términos de novedad y oportunidades, y mantener la mente abierta. "Creo que hay algo de duelo que hacer. La expatriación implica el duelo de la cultura original de uno, en relación con sus representaciones de uno mismo y de los demás. Y también, a veces, en relación con sus valores", advierte la psicóloga.